Cuentan que, por las noches, aparecen pequeños seres que hacen travesuras y les gusta jugar; pero si alguien los trata mal, pueden enviarle enfermedades. Cuentan también que, en la profundidad de los cenotes, habita una hermosa serpiente llamada Tzukán, que siempre quiso volver al mar. Y cuentan que, cuando llueve, cosas mágicas suceden en los corazones de aquellos que se dejan mojar.