Que un día la palabra vejez no abra un desierto a su alrededor y si lo abre, que sea un lugar donde el cuerpo solitario que ya se va, se rodee de la fuerza que deja a su paso la sucesión de la vida, la sucesión de la arena. Este es un pequeño homenaje dedicado a nuestros mayores, a nuestras mayores, a quienes se nos fueron en estos días sin poder despedirnos, a quienes todavía están.